Hace unos 99 millones de años, mientras los grandes dinosaurios caminaban a sus anchas por la Tierra, un pequeño pájaro prehistórico quedó atrapado en la resina. Sus restos, atrapados en una gota de ámbar, han sobrevivido hasta nuestros días ofreciéndonos una imagen hasta ahora del que podría ser el vertebrado más pequeño del Mesozoico. El análisis de este fósil desvela que se trata de una nueva especie de ‘dinosaurio en miniatura’, parecido a los actuales colibrís. Pero con dientes pequeños y afilados que sobresalen de su pico. Y unos ojos más parecidos a los de un lagarto que a los de cualquier otra ave conocida. «Nunca habíamos visto nada como esto», explica entusiasmada Jingmai O’Connor, investigadora del Instituto de Paleoantropología de Pekín y autora del estudio en el que se presenta este hallazgo, publicado este mismo miércoles en la revista ‘Nature’.
Y es que, hasta ahora, gran parte de lo que se sabía de la ‘era de los dinosaurios’ se basaba en los restos fósiles que habían dejado a su paso las especies más grandes, como los esqueletos de tiranosaurios, velociraptors, saurópodos, pterosauros y diplodocus que ahora se exhiben en los museos de historia natural de todo el mundo. Pero estos no fueron los únicos. En los últimos años, el estudio de la resina fósil no solo está sacando a la luz la vida de los dinosaurios más pequeños sino que, además, está abriendo una nueva ventana para la comprensión de la vida prehistórica. «Cuando encuentras un animal preservado en ámbar parece que murió ayer. Todos los tejidos blandos quedan atrapados en este material, que actúa como cápsula del tiempo«, comenta O’Connor.
Deja una respuesta