En el mundo de la cosmética, en el que se juega con la promesa de la instantánea belleza y la eterna juventud, es fácil caer en premisas engañosas. Hay productos que bajo el amparo de la ciencia se promocionan como la solución definitiva para eliminar todas y cada una de las imperfecciones de la piel de manera instantánea y con resultados permanentes. Ante estas llamativas afirmaciones, los expertos recuerdan que los productos milagrosos no existen y que, ante la duda, información y sentido crítico.
«Todos los cosméticos que están en el mercado son seguros, pero no todos son realmente eficaces«, sentencia la doctora Petra Vega, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). «La regulación vigente exige que todos los productos pasen unos estándares de seguridad con los que se garantiza que no vayan a tener efectos secundarios. Más allá de esto, la regulación vigente no les exige que aporten evidencias científicas sólidas que justifiquen su funcionamiento», argumenta Vega, quien también ejerce de asesora para el proyecto Web Médica Acreditada‘ (WMA) del Col·legi de Metges de Barcelona (COMB), una iniciativa con la que se destacan las páginas con información científica veraz.
«Los fotoprotectores, los retinoides y los hidroxiácidos disponen de una evidencia científica consolidada que avala su eficacia. Sin embargo, otros muchos compuestos (como los filamentos de oro, los extractos de ADN o el caviar) no disponen de estudios de calidad con los que se demuestre su validez», comenta la doctora Lorea Bagazgoitia, autora del ‘Blog de Dermatología‘ y del libro ‘Lo que dice la ciencia sobre el cuidado de la piel‘. «Muchos productos antienvejecimiento y antiarrugas, por ejemplo, carecen de efectos realmente palpables«, añade la dermatóloga, quien destaca la importancia de confiar en los compuestos avalados por estudios científicos contrastados y, en caso de pacientes con necesidades específicas, bajo la supervisión de un profesional sanitario.
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