En sus orígenes, este planeta rocoso al que llamamos Tierra no tenía todos los ingredientes necesarios para que brotara la vida. Estos pudieron haber llegado a nuestra superficie tras una espectacular colisión con un planeta embrionario del tamaño de Marte ocurrida hace unos 4.400 millones de años y tras la que, además, también surgió la Luna. Así lo argumenta un nuevo estudio publicado este mismo miércoles en la revista ‘Science Advances‘ en el que se sugiere que el carbono, nitrógeno, azufre y otros elementos volátiles necesarios para el ‘boom de la vida’ llegaron de la mano de este impresionante choque que tuvo lugar en un momento clave para la formación de nuestro planeta. Este nuevo enfoque, según plantean los investigadores, podría incluso replantear la búsqueda de la vida en otros planetas en nuestro Sistema Solar y más allá.
Hasta ahora, la gran incógnita sobre el origen de la vida en la Tierra era saber cómo un planeta rocoso como el nuestro había conseguido todos los ingredientes para que surgiera la vida. Una de las principales hipótesis que se planteaba es que los ‘bloques de construcción de la vida’ debieron haber llegado gracias a diferentes impactos de asteroides, cometas y meteoritos. Esta teoría, sin embargo, no lograba explicar cómo estos cuerpos celestes pudieron traspasar los materiales a la superficie terrestre si apenas contaban con ellos. Y es aquí, ante esta intrigante controversia científica, que el nuevo estudio liderado por investigadores de la Universidad de Rice (Houston, Estados Unidos) plantea una interesante respuesta: no fueron muchos y dispersos los choques per trajeron la vida a la Tierra, sino que fue gracias a un solo y enorme impacto que depositó en la superficie los compuestos orgánicos volátiles que faltaban.
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