«Sal de tu zona de confort. Sé la mejor versión de ti mismo. No te conformes con poco. Ve a por todas. Nunca pares hasta que lo bueno sea mejor y lo mejor sea excelente. Y, hagas lo que hagas, no te olvides de ser feliz». Estas son tan solo algunas de las premisas que, bajo el nombre del llamado ‘pensamiento positivo’, inundan nuestro día a día. Tazas, libretas, agendas y coloridas publicaciones en las redes sociales nos recuerdan continuamente que la posibilidad de alcanzar el éxito personal está en nuestras manos y que, si aún no lo hemos conseguido, es porque no lo hemos querido lo suficiente. ¿Pero es esto cierto?
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