¿Del Barça se nace o se hace? Hasta ahora, eran muchos los que opinaban que detrás de un niño o niña que soñaba con ser Messi había un comportamiento aprendido. Es decir, una preferencia que habían observado en su entorno y posteriormente replicado a modo de imitación. Sin embargo ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences plantea que los favoritismo hacia un grupo podrían entenderse como un «instintito» desencadenado por la voluntad de pertenecer a un grupo social.
Según apunta este nuevo estudio, que un niño o niña pequeña decida desde tan temprana edad si es del Barça o del Madrid podría entenderse como un mecanismo evolutivo. Es decir, como una voluntad de integrarse en un grupo cultural definido. Aunque a priori podría parecer que este mecanismo está basado en la discriminación (al otro) y en los estereotipos (tanto del propio equipo como del rival), desde un punto de vista social todo ello podría tener su función: impulsar la vida grupal y el aprendizaje social.
«Nuestras fuertes adaptaciones sociales han hecho que los seres humanos tengan tanto éxito como especie durante miles de años. Los grupos nos dan otras personas para cooperar, confiar y aprender. Este sesgo grupal nos ha convertido en una sociedad profundamente cultural, que aprende de manera rápida y flexible», explica Yarrow Dunham, profesor de psicología en la Universidad de Yale y autor del recién publicado artículo.
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